Autor Tiberio Castellanos |
Cuando el Papa Francisco dijo que "El verdadero poder
está en el servicio", yo acabé de entender por qué el "Spiker" de la
Cámara,
New Gingrich le había llamado a la Madre Teresa de Calcuta, cuando la presentó al Congreso de los Estados Unidos, la mujer mas poderosa del mundo.
Como esto ocurrió hace yami unos años, no sé como han cambiado las cosas en Calcuta y otras ciudades de la India donde actuaban la Madre Teresa y sus seguidoras. Pero entonces, se conocía que ellas,
Teresa y sus seguidoras, recogían de las calles de Calcuta a indigentes enfermos. Muchos de ellos moribundos. Era conocido que muchos de estos pobrecitos, atendidos por la Madre Teresa y sus ayudantes, aseados y cuidados con ternura, solían morirse con una sonrisa en su cara. Digo yo, en respuesta a las ternuras que no habían recibido antes y que ahora recibían.
El verdadero poder está en el servicio. Pienso en la abeja. Es
un insecto de la misma especie de esos otros insectos a los que
perseguimos y tratamos de eliminar con los insecticidas. Pero, en vista
de que se han estado escaseando en las colmenas, diversos paises
desarrollan y predican un uso controlado de insecticidas y otros
productos que puedan afectar a las abejas. Porque las abejas producen
la miel, que es su servicio.
La chilena Gabiela Mistral, primer Premio Nobel latinoamericano
de literatura nos dejó estos comentarios que ella tituló "El Placer de
servir".
Toda la naturaleza es un anhelo de servir.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú.
Donde hay un error que enmendar, enmiéndalo tú.
Donde hay un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino,
el odio de los corazones y las dificultades del problema.
Hay una alegría de ser sano y la de ser justo; Pero hay la hermosa,
la inmensa, alegría de servir.
Que triste sería el mundo si todo en el estuviera hecho. Si no
hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.
No caigas en el error de creer que sólo se hacen méritos con los
grandes trabajos; hay pequeños servicios;
regar un jardín, ordenar unos libros, peinar a una niña;
el servir no es sólo tarea de seres inferiores.
Dios, que da el fruto y la luz, sirve.
Pudiera llamársele así: "El que sirve".
Y tiene los ojos en nuestras manos y nos pregunta cada día;
¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿al árbol, a tu amigo, a tu madre?
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