POR FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES |
Las estructuras de corrupción del Estado se mantienen
vigentes en los distintos gobiernos que se suceden en el país y por ello,
estallan de vez en cuando escándalos que no pasan de ser eso, con uno o varios
chivos expiatorios que no siempre son los máximos responsables del mal
denunciado.
La OISOE en los tiempos de Bienvenido Martínez Brea
(Bebecito), tenía una labor que con los años se fue desvirtuando hasta llegar a
convertirse en "una cueva de
ladrones" como la han calificado algunas entidades que han llegado a pedir su eliminación como única vía para erradicar
la corrupción prevaleciente allí.
Hay casos emblemáticos de funcionarios que pasaron por esa
oficina llegando a amasar fortunas que suman miles de millones de pesos, pero
esos personajes son miembros claves de las estructuras del poder político lo
que los libra de cualquier consecuencia judicial, a la vez que se manda una
mala señal cuyos efectos estamos viendo.
Aunque cambian los funcionarios, los sistemas siguen operando
a los ojos de todos, incluso de quienes llegan con autoridad para corregir
algunas cosas, que hasta que no provoquen situaciones extremas, como el
suicidio del arquitecto David Rodríguez, no se dan por enterados de lo que se
mueve a su alrededor y se presentan como los primeros sorprendidos ante el
escándalo.
En el caso destapado, todo gira alrededor de la OISOE, pero
hay otras instituciones que como el Ministerio de Educación crea, con su
morosidad, un excelente caldo de cultivo para la desesperación de los
contratistas y el aprovechamiento de los mafiosos de siempre. Existen varias denuncias
de intentos de extorsión en ese ministerio.
Es mucho lo que hay que revisar y modificar a nivel de los
sistemas de pagos a contratistas y suplidores del Estado, en todas las
dependencias oficiales, para que iniciativas bien intencionadas como la de los
sorteos de las escuelas pública, no terminen en desgracias como la del
arquitecto David Rodríguez.
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