POR FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES |
La política populista del Estado de crear varias
instituciones para una misma función, da
pies a la dispersión de recursos, duplicidad de procedimientos burocráticos y
operativos, generando lentitud en los
procesos y propiciando la corrupción.
Los maleantes
enquistados en la Administración Pública crean estructuras mafiosas para aprovecharse de situaciones como las
originadas en la OISOE y en el Ministerio de Educación.
Esta última, pese a todos los recursos que recibe, no ha sido
capaz de crear un equipo administrativo que maneje adecuadamente la cantidad de
expedientes de constructores y suplidores surgidos con la "Revolución
Educativa".
Esa falta de gerencia en el manejo de una situación que debió
preverse conlleva retrasos que ponen al borde de la desesperación a
contratistas, suplidores y a quienes han vendido solares al Ministerio para la edificación
de escuelas.
Es cuando aparecen los
extorsionadores que proliferan en toda la administración publica dispuestos a
"ayudar" para agilizar los expedientes de pago a cambio de sumas generalmente abusivas.
El caso de la OISOE es
paradigmático sobre todo en las
gestiones de Félix Bautista y de Miguel
Pimentel Kareh. Muchos pensamos que ante esas experiencias, la
institución iba a ser limitada a la supervisión de Obras del Estado, como
indica su nombre.
Pero no fue así, y ahí están los resultados. La población
sigue sin entender porqué el Ejecutivo no adjudica al Ministerio de Obras Públicas
la construcción de las escuelas dado que esta institución cuenta con la
estructura profesional y la probada capacidad gerencial suficientes para cumplir
con una misión asignada por decreto desde el 1956.
Además se evitaría la dispersión de funciones que tanta
corrupción ha propiciado.
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