Rusia y China reforzaron hoy su alianza
estratégica con sus primeras maniobras navales conjuntas en aguas del
mar Mediterráneo, coto privado de la Sexta Flota estadounidense durante
décadas.
"Las maniobras ruso-chinas en el Mediterráneo no
van dirigidas contra una tercera parte", dijo el vicealmirante ruso
Alexandr Fedotenkov, en clara referencia a la OTAN.
El buque insignia de la Armada rusa, el destructor
acorazado "Moskvá", buque equipado con misiles de crucero, será el que
acoja el cuartel general desde el que se dirigirán los ejercicios.
"La misión es profundizar la cooperación entre las
flotas de dos grandes potencias marítimas para fortalecer la
estabilidad y hacer frente a los nuevos desafíos y amenazas en el mar",
agregó el marino ruso.
"Cooperación Marítima 2015" busca coordinar los
esfuerzos de ambos países a la hora de hacer frente a peligros de nuevo
cuño como es el caso de los piratas somalís en el Golfo de Adén.
En los ejercicios toman parte seis buques rusos,
entre los que figura la fragata "Ladny", los buques de desembarco
"Alexandr Otrakovsky" y "Alexandr Shabalin", la corbeta "Samum" y el
remolcador "MB-31".
Por parte china, participan las fragatas "Linyi" y
"Weifang", y el buque cisterna "Wei Shanhu", que llegaron a principios
de mayo al mar Negro y cruzaron este jueves el estrecho de Bósforo.
Los buques rusos y chinos realizarán maniobras
hasta el 21 de mayo, mayormente en el Mediterráneo Oriental, que limita
con países como Turquía, Siria, Israel o Egipto.
"La presencia naval de China en esta zona del
mundo es un nuevo fenómeno en las relaciones internacionales, que tiene
que ver con el elevado nivel de asociación estratégica que se ha
alcanzado últimamente entre Rusia y China", dijo el exsecretario del
Consejo de Seguridad ruso Andréi Kokoshin a la agencia Interfax.
Kokoshin opina que con estos ejercicios son una
clara muestra de respaldo político-militar de China a Rusia, ahora que
las relaciones del Kremlin con Occidente se encuentran en un momento
difícil debido a la crisis ucraniana.
De hecho, el presidente chino, Ji Xinping, fue el
único líder mundial que acompañó el pasado 9 de mayo en la Plaza Roja al
jefe del Kremlin, Vladímir Putin, en el mayor desfile militar de la
historia de Rusia para el 70 aniversario de la victoria sobre la
Alemania nazi.
En esa parada tomó parte una unidad terrestre del
Ejército Popular de Liberación del gigante asiático, mientras dos buques
chinos participaron ese mismo día en la parada naval que tuvo lugar en
el mar Negro.
Rusia retornó hace algunos años al Mediterráneo,
pero fue la crisis de Siria la que aceleró la formación hace dos años de
una flota permanente en el Mediterráneo, donde Moscú cuenta con su
única base naval en el exterior, el puerto sirio de Tartus.
El Mediterráneo "es una importante región desde el
punto de vista estratégico. Allí tenemos intereses relacionados con
garantías de la seguridad nacional de Rusia", ha asegurado Putin.
El "Moskvá", que bloqueó a los buques ucranianos
durante la anexión de Crimea, fue desplegado a mediados de 2013 cerca de
las costas sirias coincidiendo con el aumento de la presencia naval
estadounidense en el Mediterráneo oriental.
La Flota del mar Negro, la encargada de vigilar el
Mediterráneo, incorporará medio centenar de nuevos buques, incluido
submarinos, hasta 2020.
"Es un gran desafío para aquellos que se
consideraban dueños de los mares Negro y Mediterráneo. Hemos recuperado
el control sobre el mar Negro, hemos recuperado el control sobre el
Mediterráneo", subrayó Serguéi Zhelezniak, vicepresidente de la Duma o
Cámara de Diputados de Rusia, Serguéi Zhelezniak.
En cuanto a China, país muy cauteloso en lo que se
refiere al emplazamiento de tropas fuera de sus fronteras, el objetivo
es garantizar sus ingentes intereses comerciales y energéticos en
Europa, Oriente Medio y África.
Pekín financió la modernización del puerto de El
Pireo y está dispuesto a invertir en infraestructuras de transporte,
como el tren entre Moscú y Kazán, para poner en marcha la nueva Ruta de
la Seda entre el gigante asiático y Europa.
Según los expertos, la presencia de buques chinos
en el Mediterráneo será la norma a partir de ahora, ya que es una forma
de garantizar la seguridad de sus inversiones.
Coincidiendo con el inicio de las maniobras, el
secretario de Estado norteamericano, John Kerry, visitó Pekín, donde se
reunió con Xi para abordar la escalada de tensión en el Mar Meridional.
EFE
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