La ONG Human Rights Watch (HRW) acusó este
jueves a las autoridades de Indonesia de ejecutar a un reo brasileño
condenado por narcotráfico que sufría esquizofrenia y bipolaridad.
El subdirector de HRW en Asia, Phelim Kine,
criticó al fiscal general indonesio, HM Prasetyo, por alabar el orden
con que se llevaron las ejecuciones de ocho prisioneros en la madrugada
del miércoles, cuando uno de ellos sufría una enfermedad mental.
Según la legislación indonesia e internacional, los prisioneros con patologías mentales no pueden ser ejecutados.
"Gularte no sabía que iba a morir hasta los
últimos minutos antes de enfrentarse al pelotón de fusilamiento, dijo el
sacerdote católico que lo acompañó", afirmó Kine en un comunicado.
El subdirector de HRW señaló que fuentes
diplomáticas brasileñas recordaron que Gularte padecía una "situación
psiquiátrica muy grave", a pesar de que psiquiatras del Gobierno
indonesio no le diagnosticaron ninguna patología mental.
HRW pidió a Indonesia una investigación sobre la
ejecución de Gularte y una moratoria a todas las ejecuciones para evitar
nuevos abusos.
Gularte, de 42 años, fue detenido en 2004 con seis
kilogramos de cocaína dentro de varias tablas de surf y sentenciado a
la cadena capital al año siguiente.
Tras diez años en el corredor de la muerte, el
brasileño fue ejecutado pasada la madrugada del martes en la prisión de
la isla de Nusakambangan, en Java Central, junto a dos australianos,
tres nigerianos, un ghanés y un indonesio, todos condenados por tráfico
de drogas.
Indonesia ha afirmado que las ejecuciones fueron
acordes con la ley y que se enmarcan dentro de la lucha contra el
narcotráfico, que considera una emergencia nacional. EFE
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