Si piensas que tu oficina necesita
una mano de pintura o una renovación, imagínate que sentirán los pilotos
de aviones de combate como el F-16 o el Tornado que trabajan en
espacios diseñados en la década de los 70.
Toma mucho tiempo
construir un nuevo avión de combate. El Raptor F-22 de Lockheed Martin
es actualmente el único caza supersónico furtivo en servicio activo.
Sin
embargo, el contrato para su primer prototipo fue firmado en 1986. Para
entonces, el Macintosh Plus, el computador de alta gama de Apple,
apenas tenía 1Mb de memoria y no contenía disco duro.
Y el F-22
apenas llevó a cabo su primera misión de combate el 22 de septiembre del
año pasado, tres días después de que Apple lanzara el iPhone 6.
La
tecnología se ha transformado en esos años intermedios y nada queda
obsoleto más rápidamente que la visión que ayer se tenía del futuro.
Los diseñadores de los aviones
de hoy deben imaginarse como será el mundo en 40 años, una tarea que
incluso los innovadores en Silicon Valley posiblemente querrían eludir.
"En
este momento estoy mirando cosas hasta dentro por lo menos 2040", dice
Mark Bowman, jefe de piloto de pruebas para la empresa británica
fabricante de armas BAE Systems en Warton, Inglaterra.
Retos tecnológicos
Los
jets más modernos como el Eurofighter Typhoon, de la Real Fuerza Aérea
Británica (RAF, por sus siglas en inglés), o el caza F-35 de ataque
unificado (JSF, por sus siglas en inglés), que aún no está en servicio,
tienen visualizadores montados sobre el casco, controles que se activan
por la voz y mandos al estilos de los aviones de pasajeros.
Eso
representa un gran cambio con respecto a las cabina repletas de diales y
botones en las que volaban los pilotos de combate hace unas décadas.
Sin
embargo, no se trata de innovar por innovar. La razón por la cual las
cabinas han cambiado es que los pilotos de hoy en día están haciendo un
trabajo distinto al de hace 20 o 30 años.
"Debido a los avances en
aerodinámica y automatización, el manejo del avión casi se ha convertido
en un tema secundario", dice Bowman cuyo trabajo incluye ayudar a
diseñar, planificar y probar las novedades en el Typhoon.
"De
manera tal que el rol del piloto tiene que ver más con la gerencia de la
misión: la toma de decisiones. Por lo tanto necesitamos ver las
tecnologías existente que podrán mejorar su habilidad para hacerlo".
Multifuncional
Los
pilotos de hoy en día quizá necesiten rastrear simultáneamente un avión
no identificado, mirar imágenes en vivo de tropas sobre el terreno bajo
fuego enemigo y hablar con los comandantes en la base.
No
tendrían que estar también escaneando una cantidad de diales e
instrumentos para ver si están apuntando en la dirección correcta y
verificar cuanto les queda de combustible.
"Lo que queremos que haga un
piloto es que mire fuera de la ventana porque allí es donde está la
misión", sostiene Bowman. "Eso nos lleva a plantearnos y dedicarnos a
ver qué información podemos poner en frente de los ojos del piloto".
Aunque voló por primera vez hace 20 años, los diseñadores del Typhoon anticiparon muchas de esas necesidades.
Ninguno
de los instrumentos de navegación o indicadores del estado del sistema
que se veían en aviones más viejos están presentes en la cabina.
En
su lugar, la información se muestra en tres monitores a todo color y en
un proyector portátil (HUD, por sus siglas en inglés), una pantalla
transparente colocada a nivel de los ojos que muestra textos y símbolos
que se enfocan cuando el piloto mira hacia los cielos.
De protector a sensor
Hay
una desventaja con el HUD: el piloto tiene que mirar directamente al
frente para poder ver la información que se le proyecta. El siguiente
paso, por lo tanto, fue poner el HUD dentro del visor del casco del
piloto.
El casco del Typhoon justamente hizo eso. Fue diseñado y
construido en una planta de BAE e individualmente hecho a la medida para
ajustarse a la cabeza de cada piloto.
Las cámaras dentro de la
cabina rastrean decenas de diodos en la parte de afuera del casco, de
manera que las computadoras siempre sepan la dirección adonde el piloto
está mirando: la información proyectada en el visor se mueve para que
coincida.
"Nos hemos alejado del casco como protector y
'walkie-talkie' para que sea un sensor", explica Bowman. "Ahora es,
realmente, una de las partes integrales del sistema".
Lockheed llevó este principio
un paso más adelante en el F-35, que ni siquiera tiene HUD. La
información que hubiese sido mostrada en el HUD y los videos tomados de
las cámaras colocadas alrededor del exterior del avión, se visualizan en
el casco.
Eso le permite al piloto ver "a través" del fuselaje e incluso mirar el terreno por debajo del suelo de la cabina.
La tradicional palanca de mando central fue reemplazada por una situada a la derecha del piloto.
No
hay cables mecánicos que conecten los controles a timones o alas, pero
la palanca del lado está programada para que vibre como si estuviera
unida, lo que le permite al piloto sentir el comportamiento del vuelo
del aparato por medio del mando.
Probablemente las cabinas del futuro llevarán esas ideas mucho más lejos.
Cualquier
cosa que le permita al piloto estar totalmente consciente de lo que
está pasando a su alrededor, sin tener que distraerse de la misión para
verificar algo dentro de la cabina, probablemente mejorará el
rendimiento y será tomada en cuenta.
Cabina virtual
"Control de gestos, neuro control, realidad aumentada. Son todas cosas que se están estudiando", apunta Bowman.
"Si lo llevamos al extremo,
quizás haya algo como un avatar contigo en la cabina, potencialmente
ayudándote con la toma de decisiones".
El Typhoon y el F-35 pueden
ofrecer las mejores pistas sobre cómo podrían ser las cabinas del
futuro, pero hay otro avión que apunta hacia una dirección fascinante.
En
el avión no tripulado Reaper la "cabina" no está dentro del avión. La
tripulación – un piloto y un operador de sensores – se sientan en frente
de numerosas pantallas en la estación de control sobre el terreno, que
bien podría estar a miles de kilómetros.
En el futuro esa remota
cabina podría estar no en el suelo sino dentro de un avión de combate
con el piloto controlando, al mismo tiempo, su propio avión y muchos
otros no tripulados.
Eso no necesariamente tiene que ver solo con tener ventaja numérica.
"La
gente que vuela en Typhoon llega arriba hasta + 9G (9 veces la
gravedad) y abajo hasta - 3G y realmente uno no quiere ir más allá de
eso", dice Bowman refiriéndose a las múltiples fuerzas de gravedad que
un piloto experimenta cuando hace maniobras extremas y que pueden hacer
que el piloto se desmaye.
"Sin embargo, si estuvieses conectado a
algún tipo de avión de combate no tripulado, eso podría darte mayores
niveles de agilidad".
Sin humanos en la cabina que pierdan el conocimiento por el exceso de fuerza de gravedad, el cielo es realmente el límite.
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