POR FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES |
A pesar del libro y las denuncias sobre
la Sun Land, la astronómica fortuna que posee, todo lo que se ha dicho en su
contra, y las investigaciones que sobre sus bienes personales y lavado realiza
la Procuraduría General de la República, el ingeniero Félix Bautista es
inocente.
Es inocente, o mejor dicho se presume
inocente, para adecuarme a los términos de nuestra jurisprudencia hasta que no sea condenado en un juicio
público, oral y contradictorio por los hechos que se les imputan pública y soterradamente, en vez de
archivarse su expediente.
En mi condición de comunicador, que se
precia de objetivo, no pretendo entrar en juicios de valor sobre la
personalidad de uno de los hombres más poderosos del país por ser secretario de
organización del partido en el poder, senador de la República y exitoso
constructor.
Pero llama la atención la capacidad de
hacer dinero de una persona de origen y oficio humilde en su natal San Juan,
quien al hacer su primera declaración jurada de bienes reportó 500 mil pesos,
llegando a alcanzar en pocos años, una de las fortunas más grandes del país.
El fenómeno Félix Bautista debe
estudiarse en las escuelas de economía de nuestras
universidades, además de conocerse en la Justicia, porque si al final resulta
que su fortuna es de origen legal, como de seguro se determinará, debemos
proponerlo para el Nobel de Economía
Por último, sugeriría al presidente
Medina, nombrarlo asesor económico del Gobierno para que ayude a resolver
carencias como las de nuestros hospitales y nos evite, entre otras cosas, la
rabia, el dolor y la impotencia que provocan ver morir, en un fin de semana, 11
niños en el principal hospital infantil del país.
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