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lunes, 7 de diciembre de 2015

Fernando Villalona, ayudado por Dios pasó su prueba más difícil



Un Momentito con Miguel 

Autor Miguel De Jesús Rodríguez
Locutor y Abogado Dominicano
Mi amigo Roberto Reyes (el bacano) me llamó  para darme la noticia de la muerte de Ángel Ramón Villalona (cabito), de inmediato me pongo en comunicación con  Fernando Villalona, su hermano Bolívar y Alberto Lara su seguridad personal.

Lara me dice, no sé cómo, pero Villalona tiene que subir a tarima, cuando hablo con Fernando la primera vez está  llorando y apenas entendía lo que me decía luego me dirigí  a la funeraria Blandino de Santiago donde preparaban el cuerpo de su padre.

Me comunico con su hermano Bolívar para informar como estaba todo en Santiago y confirmar el protocolo a seguir ante la presencia inevitable de la prensa y personas ligadas a diferentes ámbitos de la vida dominicana.

Dos fiestas, una en Santo Domingo y otra en Puerto Plata, de esta ultima me llamó y entre sollozos me decía ,”hermano Miguel, que duro es cantar y bailar teniendo mi padre en el cuarto frio de una funeraria”.

Yo no supe que decir, él, rompió el silencio para decir, “quiero que estés conmigo”, luego dijo”Dios me está dando la fuerza para no caer”. Al terminar la llamada solo pude llorar y multiplicar la admiración que siento por este hombre único e irrepetible.

Cabito a quien conocí y traté fue un  padre de Corazón blando para sus hijos aun cuando quería mostrar que era el hombre fuerte frente a ellos, con actitud firme y responsabilidad de hombre de palabra se sacrificó por ellos.

Supo crear fantasías entre las precariedades de la época y así  fundar un mundo de felicidad para sus vástagos, les enseñó  el camino del esfuerzo y trabajo, Cabito sintetiza el más vivo ejemplo de entrega sin reservas para su familia.

Anoche después de una misa Angelito Villalona, aparte de cantar ofreció un mensaje hermoso, donde nos habló de lo bueno que fue su padre y la necesidad de expresar a diario el amor a nuestros seres queridos.

Por haber tocado dos fiestas a sabiendas de que su padre había muerto y las ramas de ese árbol no le darían más sombras y por haberme expresado al momento de abrazarme en la funeraria pegado a mi oído estas palabras, “ha muerto la mitad de mi vida”, es por esas razones  que  concluyo asegurando que Fernando Villalona, ayudado por Dios pasó su prueba más difícil.




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