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lunes, 7 de septiembre de 2015

Ydalia Lahoz, una Maestra de Alma y Corazón



Un Momentito con Miguel 
Ydalia Lahoz
Autor Miguel De Jesús
Locutor y Abogado Dominicano

Ayer visité su casa, la encontré con un libro en las manos el que nunca soltó a pesar de que su educación la llevó a interrumpir la lectura para ponerme atención, hoy escribo de la madre del que fue mi compañero en Turbo 98, Victor Manuel Peña, conocido como el Chico Maxis.

Siendo muy niña quedó huérfana de padre, la situación económica era tan difícil que fue preciso darla en adopción a un familiar, al crecer ingresó al colegio San José de  Puerto Plata, para poder estudiar en esa institución fueron necesarios muchos sacrificios, Lavar, planchar, pelar plátanos entre otros oficios que garantizara el dinerito de su educación.


 Cuando le tocaba exponer  en clases, pedía prestado los zapatos de alguna de sus compañeras ya que los de ella tenían chambras detrás por su mala condición aparte de que  ya no les servían.

Por varios años estuvo en un convento de monjas, pero su vocación era otra, luego se matriculó en la Universidad Pedro Henríquez Ureña, años después estudió  magisterio en el Municipio de Licey (Santiago).

Al recibirse de Maestra, inicia trabajando en una escuela rural ubicada en el cerro de Navas y otra en  Laguna Grande  donde para llegar tenía que caminar 6 kilómetros ida y vuelta, es decir 12 en total de lunes a viernes. No importaba el sacrificio, su misión era formar y educar los niños que serian los adultos del mañana.

Fue así como se convirtió en la madre y Maestra  de más de 5 generaciones a los que enseñaba con amor y sencillez. Nunca faltó el sabio consejo y su entrega para sembrar en ellos el conocimiento.

Después de 35 años con tizas y borrantes, por motivo de salud fue jubilada y a pesar de los maltratos de la vida y el peso de los años mantiene su paciencia que le permiten ser tutora de niños con dificultad de aprendizaje.

Al verla advertí su paso cansado y una mirada perdida en los recuerdos de una vida donde la honestidad y seriedad de mujer vestida con dignidad hoy sirven de ejemplos ante una sociedad que se ahoga en medio del Mar con oleajes fuertes de olas formadas por antivalores.

Me abrazó y cuando terminé  de saludarla de manera efusiva, le declamé un poema con cada  letra de su nombre y ella puso música a mis palabras con una sonrisa  que en ese momento era acariciada por la suavidad de la brisa.

Ayer domingo tuve el privilegio de ir al pueblo de Villa la Isabela, entrar a la paz de un hogar donde Dios habita cada espacio, para saludar a una señora que todos conocen como Doña Dalia, pero que su nombre real es Ydalia Lahoz, una Maestra de Alma y Corazón.


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