Autor FERNANDO RODRÍGUEZ CÉSPEDES |
La acción de los senadores de aumentarse 70 mil pesos
en sus salarios, constituye una burla a lo profesionales que, como los médicos
e ingenieros, laboran a lo largo de un mes para recibir un salario que no
alcanza el monto de ese aumento.
De la clase trabajadora ni se diga, porque al igual
que los miembros de las instituciones armadas, reciben salarios tan bajos que
no dan ni para comprar una botella de
vino de las que consumen nuestros flamantes legisladores en sus francachelas.
Esos personeros que desde ya cuentan con grandes
privilegios por asistir tres días a la semana a levantar sus manos y a defender
sus intereses políticos y personales como
en el caso de los Súper Tucanos, acaban de asestar una estocada a los
principios elementales de la equidad.
No conforme con los 2,500 millones que se calcula, han
recibido a través del barrilito, los senadores recibieron hace poco, junto a
los diputados, una partida de 600 millones de pesos del Presupuesto Nacional
para su privilegiado fondo de pensiones.
Asimismo, al amparo de las dos exoneraciones abiertas que
reciben en cada periodo negocian, violando la ley, la importación de vehículos
como los 32 Ferraris, 18 Mercedes deportivos, 5 Rolls Royce, 5 Porches, 4
Lamborghini, que denunciara el director
de Impuestos Internos, entraron al país amparados en exenciones.
Sería interesante que los legisladores dominicanos,
porque también los diputados pretenden aumentarse en más de 100 mil pesos sus
salarios, le expliquen a la ciudadanía qué tan esforzado es su trabajo que
amerita pagos tan exagerados en un país
de salarios de miseria.
Hay que ser muy descarado para justificar un aumento
de salario tan desproporcional a sus labores, al amparo de la Ley 105-013, que
dicho sea de paso, debe ser revisada porque entraña una situación de abuso e
inequidad que lesiona los principios elementales de la justicia social.
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