Por Luis Scheker Ortíz |
Mientras Mao, la ciudad de los bellos
atardeceres y la provincia Valverde existan, habrá patriotismo.
Hace poco más de 30 años me enamoré de
esta ciudad, de su historia y de su gente. La diosa fortuna quiso regalarme esa
suerte y quedé, desde entonces, prendado de ella. Corría el año 1982, cuando el
Presidente Jorge Blanco, enterado de mi vida deportiva por su amigo y mi
compadre Joselín Rodríguez Conde me sorprende ofreciéndome el cargo de Secretario
de Estado de Deportes, Educación Física y Recreación, el cual acepté
complacido, como pez en el agua.
Gracias a esa gestión y al entusiasmo
contagioso de mi mano derecha, el entonces novel periodista Fernando Rodríguez,
maeño de pura cepa, habiendo conocido y tratado a dos insignes gobernadoras,
Doña Lucía Taveras de Ferreiras y a la inolvidable Maestra de todos Camelia
Disla, puse todo mi empeño porque los Juegos Barranquiteños, celebrados por el
pueblo con fervor patriótico se institucionalizaran y fueran condecorados por
el Presidente Jorge Blanco en un acto solemne cuatro sobrevivientes de esa
gesta gloriosa -tantas veces ignorada- habiendo sido la primera resistencia
armada ofrecida por pueblo alguno a la grosera intervención militar del país
más poderoso del mundo (EUA) contra una nación libre y soberana encarnada en el
coraje y la dignidad de un puñado de 80 hombres decididos a ofrendar sus vidas
antes de ver pisoteada la patria amada por sucias botas extranjeras.
Comandados por el General Carlos Daniel
Grullón, quien no se detuvo en espera de orden alguna superior que no la hay
porque cuando la patria ha sido herida o está en peligro de muerte, es el
corazón adolorido del soldado el que ordena y que supo, en desigual combate,
enfrentar al invasor, rescatada la bandera nacional en manos de Demetrio Frías
Bonilla convencido de que “Quisqueya podrá ser destruida pero sierva de nuevo
jamás.”
La mañana del sábado 2 de julio, víspera
del primer Centenario de la noble gesta histórica nos recibió lleno de sol un
majestuoso monumento, sentido homenaje póstumo a los valientes maeños caídos en
combates patrios e insurreccionales, desde La Barranquita, el 14 de Junio hasta
el 24 de abril de 1965, edificado, no por azar, frente a la Fortaleza Militar
de la Provincia Noroestana.
El presidente de la fundación a cargo del
monumento, Ing. Fernando Ferreiras, pronunció en esa ocasión un vibrante y
patriótico discurso, seguido por una multitudinaria Caminata Olímpica y
continuada al anochecer con un notable catálogo de magnificas canciones en un
emotivo concierto lírico en el parque que concluyó con fuegos artificiales.
Iniciamos la mañana del día grande, domingo 3
de julio con toque de clarín, ofrenda floral, y el impresionante desfile militar
encabezado por el Ministro de Defensa Teniente General Máximo William Muñoz
Delgado, nieto del combatiente sobreviviente de la batalla de La Barranquita
Máximo Muñoz con 14 heridas de balas. La inauguración de los XXXVI Juegos
Barranquiteños y la presentación de la obra teatral "La Batalla
Olvidada" cerraron esta gloriosa efemérides. El apretado programa del
Comité Organizador presidido por el incansable Dr. Monchy Mateo Reyes para
honrar tan significativa efemérides, no daba respiro.
Durante la jornada, experimenté la grata
impresión de volver a vivir la experiencia de Abril Eterno. Ver al pueblo
enaltecido en unión fraterna con los militares honestos, defendiendo la salud
de la Patria con la exaltación a los héroes y mártires de La Barranquita.
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