Un año lleno de aventuras y apretones para todos... son de las cosas que mas feliz nos hacen...
Mientras, una reflexión sobre esa particular característica de creernos "Sabelotodo"...
Autor Benjamin Garcia
Intelectual mocano
Espero les guste...
Retomamos la serie de los lujos caros que nos mantienen
pobres. Y hoy me adentro en la difícil
tarea de describir, cómo somos proclives a creernos en la capacidad de afrontar
determinadas tareas a partir de la experiencia o la pura intuición. Hasta dónde, este vicio de creernos
autosuficientes o entendernos “sabelotodo”, nos puede salir tan costoso.
La amiga mostraba el orgullo de vivir en una casa diseñada
por su padre. Estaba convencida de tener la mejor vivienda del mundo, sin la necesidad
de un profesional del diseño, pues su padre sin ir a la universidad se dedicaba
con éxito a esta labor. La visita de un arquitecto le desvaneció la presunción.
Ante algunas preguntas descubrió defectos tan
elementales como el baño frente a la sala, la orientación de las habitaciones con
relación al sol lo que implicaba problemas de aclimatación, entre otros no
menos importantes errores.
Somos propensos a dar soluciones profesionales partiendo del
instinto, como genios salidos de una botella al que se le pide un deseo.
Emitimos opiniones sobre asuntos delicados de leyes sin tener un título de
abogado. Discutimos de economía con los
propios economistas y a veces, pretendemos dar lecciones a los profesionales del
área.
Nos metemos en cultivar grandes plantaciones sin ser
agrónomos, en producir animales sin llamar un veterinario, porque para qué, si
eso se aprende en la práctica. Diagnosticamos
problemas de personalidad o depresión cual sicólogo graduado en Harvard.
La lista es enorme y no podemos dejar de mencionar los
nutricionistas, aquellas personas que entran a Internet, se leen tres recetas y
te preparan una dieta con la que seguro rebajarás en dos semanas, si no te
mueres de desnutrición. Y en ese orden
están los siempre bien valorados farmacéuticos de la familia, con un master en
recetas. Diagnostican enfermedades con
la misma parsimonia de los médicos y te mandan a la farmacia a buscar justo lo
que necesitas. Y no vayas a la clínica
pues están más que claro en cuál es tu mal.
Entre los oficios el asunto es mas grave, hay quienes
aprendieron destapando electrodomésticos en sus casas y terminaron con grandes
centros de reparaciones de lavadoras, abanicos, acondicionadores de aire,
televisores, o cualquier menudencia casera, incluido un guayo. Era lo tradicional en años anteriores ante la
falta de escuelas técnicas para preparar los jóvenes en estos menesteres, pero
eso ha cambiado con las instituciones creadas justamente para enderezar esta
desviación social.
El mecánico de carro es una maravilla. Es fascinante verle discutir sobre la
inutilidad de piezas traídas en los vehículos como parte de un sistema
integrado y que ellos entienden innecesarias, al punto de eliminarlas. Genios aparecen, es posible, pero sin escuela,
difícil alcanzar niveles aceptables en el desempeño de sus oficios.
Hay enganches fabulosos como consecuencia de las faltas de
regulaciones. Entre ellos, locutores,
publicistas, agentes turísticos, consultores, promotores de cursos para la superación
personal, y muchos otros. Lo peor de
todo, con el bautizo de una población que se permite el lujo de preferir un
aprendiz de patio a un profesional salido de las aulas universitarias.
Es definitivamente un lujo caro de insospechadas
consecuencias. Quizás por eso no terminamos de armar esta sociedad como se
debe, pues nos está faltando escuela.
“Pero como están ahora se aprende menos, o tú no sabes la cantidad de profesores
enganchados que no saben por dónde empieza el alfabeto”, sentencia Joaco justo
cuando voy concluyendo este texto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer