La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, tuvo en su
primer año de gobierno una política más pragmática y menos ideológica
que su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva hacia América Latina, una
región que influyó decisivamente en su formación política, sostienen
expertos.
Rousseff asumió la presidencia brasileña el 1º
de enero como un "delfín" de Lula, quien la apoyó para sucederlo, pero
su estilo distinto de gobierno se hizo evidente en estos meses y afecta
al modo de entender las relaciones de Brasil con sus vecinos, dicen
analistas.
"Lula se aproximaba a ciertos países
en América Latina por cuestiones políticas, aunque nadie identificaba
claramente cuáles eran los beneficios de eso", dijo Thiago de Aragão,
especialista en la región de la consultora Arko Advice, con sede en
Brasilia.
"Dilma mantiene la misma aproximación pero son
más claros los beneficios reales", agregó. "Ella va a dialogar con (el
presidente venezolano Hugo) Chávez de asuntos concretos, no en torno a
divagaciones político-ideológicas".
Política "esquizofrénica"
Sin embargo, quizás por razones políticas
internas Rousseff evitó cortar la influencia que tiene en las relaciones
con la región el Partido de los Trabajadores (PT) que ella y Lula
integran.
"Hay una política externa un poco esquizofrénica
en América Latina", dijo Aragão a BBC Mundo. "Brasil alterna momentos
de pragmatismo que vienen de la presidencia de la República con momentos
de ideología que vienen del partido".
"Brasil alterna momentos de pragmatismo que vienen de la presidencia de la República con momentos de ideología que vienen del partido"
Thiago de Aragão, especialista en la región.
El peso exterior del PT brasileño se notó por
ejemplo en el asesoramiento que el partido dio este año a Ollanta Humala
para que consiguiera ser electo presidente de Perú.
"No fue una decisión de Estado sino una decisión
partidaria de apoyar un candidato de izquierda en Perú", dijo el
analista. "Pero en contrapartida (Rousseff) quiere beneficios para las
empresas brasileñas".
Asimismo, Rousseff ratificó hace unas semanas
junto a Chávez un proyecto de asociación con Venezuela para construir en
el nordeste brasileño la refinería Abreu y Lima, pese a las dudas que
rodean esa alianza por las garantías que Brasil exige a la petrolera
estatal venezolana PDVSA.
En sus declaraciones en Caracas, la presidenta
brasileña dijo que su objetivo es contribuir a "una relación entre dos
países en que los dos lados ganan".
El enfoque de Rousseff respecto a América Latina
responde al escenario económico internacional de 2011, señaló Maurício
Santoro, experto en relaciones exteriores de la Fundación Getulio
Vargas, con sede en Río de Janeiro.
La amenaza de una crisis global obligó a
Rousseff a cortar gastos públicos y asumir "posiciones más pragmáticas
de política exterior y comercio internacional", dijo Santoro y recordó
las medidas proteccionistas que Brasil adoptó recientemente, que
afectaron a sus socios del Mercosur.
Lula, un ex sindicalista que gobernó Brasil
entre 2003 y 2011, hizo de la política exterior una prioridad personal
para lograr una mayor influencia internacional y consolidar un liderazgo
regional.
Para ello realizó en su primer año de gestión 35
viajes a diversos países, 14 de ellos latinoamericanos (incluidos dos a
Argentina, Paraguay, Perú y Colombia) según registros de la Presidencia
brasileña.
Pero con Brasil afianzado como líder
sudamericano y potencia global emergente, Rousseff parece más enfocada
que su antecesor en asuntos de política interna, como la marcha de la
economía, su especialidad.
No obstante, durante 2011 el estatal Banco
Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil siguió
aumentando sus desembolsos para que empresas del país participen en
obras de infraestructura en toda América Latina.
Al participar en diciembre de la reunión de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Caracas,
Rousseff dijo que aspira a construir en la región una alianza que
desarrolle sus potencialidades.
"No queremos mirar únicamente dentro de Brasil", sostuvo.
De la OLAS al Colón
Ricardo Batista Amaral, autor de una biografía
que acaba de publicarse sobre la presidenta brasileña, dijo que Rousseff
ve a América Latina como un escenario natural de la actuación política
de su país.
"La formación política de ella originalmente es
muy latinoamericanista, dadas las condiciones de la época que vivió, la
de la revolución cubana", comentó a BBC Mundo el autor de "A vida quer é
coragem" (Lo que la vida quiere es coraje).
Esa influencia revolucionaria se reflejó en su
participación para crear en 1967 el Comando de Liberación Nacional
(COLINA), una organización guerrillera vinculada a la Organización
Latinoamericana de Solidaridad (OLAS).
"Para ella la inserción política y social de
Brasil en el continente es un dato de la realidad", dijo Amaral. "Ella
nunca tuvo una visión exclusivista de Brasil ni de espaldas al
continente a partir de esa formación".
Agregó que a comienzos de los años 90 Rousseff
efectuó estudios de economía latinoamericana y más adelante se interesó
por el "proceso de privatización" de la energía en Chile para crear un
modelo mixto en Brasil, en otra señal de pragmatismo.
Más aún, Amaral relató que Rousseff siempre
sintió una atracción personal por Buenos Aires, su actividad cultural,
sus librerías y las temporadas líricas del Teatro Colón.
"Una cosa que la fascinaba era la manía de los
argentinos por el psicoanálisis", comentó y dijo que Rousseff comenzó a
leer a Sigmund Freud y Jacques Lacan en los tiempos en que frecuentaba
Buenos Aires.
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