El número de casos de cáncer subió un 20 por ciento en el mundo en la
última década hasta alcanzar doce millones de nuevas detecciones al
año, según divulgó hoy el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer
(WCRF, en sus siglas en inglés).
La organización alertó de que en los
próximos años la incidencia de la enfermedad podría aumentar de forma
“drástica” y recalcó que los casos de cáncer que se detectan cada año
son ya cuatro veces más que las infecciones por VIH (2,6 millones) y
muchos se pueden prevenir.
El WCRF, que agrupa a organizaciones sin
ánimo de lucro dedicadas a la investigación y la prevención del cáncer,
subrayó que 2,8 millones de los casos que se detectan al año están
ligados a la dieta, la actividad física y el sobrepeso.
Los países desarrollados sufren especialmente los efectos de
enfermedades no transmisibles como el cáncer -7 de los 12 millones de
casos anuales se dan en el primer mundo- y otras afecciones asociadas al
estilo de vida sedentario y a una dieta poco equilibrada, como la
diabetes o dolencias cardíacas y respiratorias.
La ONU celebrará los próximos 19 y 20 de septiembre una cumbre en
Nueva York en la que se debatirán posibles soluciones para contener el
auge de las enfermedades no transmisibles, una reunión en la que, a
juicio del WCRF, se debe “acordar políticas robustas a nivel global”
para “prevenir millones de muertes evitables".
“El cáncer, así como
otras afecciones relacionadas con el estilo de vida, es uno de los
mayores retos a los que nos enfrentamos hoy en día. Hay mucho en juego,
están en riesgo millones de vidas”, señaló Martin Wiseman, asesor
científico de la organización, en un informe.
Wiseman señaló que “mucha
gente todavía no sabe que factores como el consumo de alcohol y la
obesidad incrementan el riesgo de padecer cáncer".
La sociedad disuade a la gente de adoptar hábitos saludables. Desde
los anuncios de televisión hasta el precio de la comida desaniman a la
población a mejorar sus costumbres”, analizó el científico.
A pesar de
que la incidencia del cáncer es más elevada en países ricos, donde la
población tiende a ser más sedentaria y con mayor tendencia a la
obesidad, la enfermedad también afecta cada vez más a naciones en
desarrollo, donde la infraestructura sanitaria carece de capacidad para
enfrentarse al problema.
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