Escrito por: Pablo McKinney (pablomckinney.com)
Columnista Invitado
Optimismo de ojos... por lluvia
“Pensé, ojalá que no. Pero esta vez, podría ser la última vez. ”
M. Benedetti.
Puede ocurrir, es posible.
Muchos apuestan a que Leonel Fernández escuchará las propuestas de Vincho Castillo y promoverá una modificación constitucional que busca dar al votante la opción de aceptar o rechazar la reelección.
Por esa reflexión y las vallas, los ascensos y las compañías, más de uno apuesta a que Leonel, -cual Balaguer sin Doce años, cual Hipólito sin boches- se rendirá a la dulce tentación, no de los cuerpos, ay, (no toquemos esa tecla, "detras de los cristales llueve") sino al dulce embeleso de la reelección presidencial y sus mieles.
El aguerrido accionar de Freddy Pérez lo presagia, la gerencia organizativa de Víctor Díaz lo declara, la eficiencia de Félix Bautista lo anuncia, y cada inauguración, cada acto político del PLD es una reafirmación de que avanzan los aprestos para la reelección.
Pero, ¿y si no?
Y si se resiste el hijo de doña Yolanda a la tentación. A todo esta parafernalia que comenzó como un apresto solidario de su gente más cercana para salvarlo de la soledad del poder y sus garras, por lo menos hasta el primer semestre del 2010?
Y si lograse Leonel sobreponerse a esos cantos de gentiles cirineos y se decidiese por ser el gran árbitro de unas elecciones internas para elegir de forma transparente y sin vulgar uso de recursos y chantajes al candidato presidencial de su partido. (Del otro dilema, ya hablé el martes.)
Todos los caminos conducen a la Roma reeleccionista, lo admito. Pero ¿y si no?
Y si en lo que resta de gobierno, se dedicara Leonel a apretar las tuercas flojas que en su administración han sido la permisividad, la impunidad y la falta de voluntad política para aplicar leyes que él mismo tiene el mérito de haber promulgado.
Y si DEPRECO renaciera de sus cenizas. Y si se pone orden en la frontera, los campos y los semáforos, y se promueven los mejores funcionarios y se cancelan los peores.
Y si, definidas como están las prioridades, se actúa en consecuencia y se descuida el Polígono Central (hoyos en la Lincoln) pero se cunden de guarderías y micro empresas nuestros barrios pobres, y se paraliza el Metro2 para acelerar la Educación con su tanda única y sus desayunos, con sus presos o cancelados al primer “desajilo” del primer carajito por la leche. Y si se pone a Melanio a subir las escaleras de su ministerio, y... y me detengo, ay, don Radha, que la lluvia insiste en saludar; ella, y unos ojos que no olvidé, han traído el optimismo a esta madrugada…Pero, perdón por la utopía, por tantos y vencidos buenos sueños.
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