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sábado, 10 de abril de 2010

Me lo pide el cuerpo


Por Taiberio Castellanos
El autor es un comunicador dominicano residente en los Miami

Bueno, yo creo que todos estamos sometidos a esa influencia o presión. Digamos influencia, para los que, a Dios gracias, hemos desarrollado una eficiente disciplina mental para vencer, o mejor dicho, domesticar, esa influencia del cuerpo sobre nuestra conducta.


 Y llamemos presión para aquellos que perdieron el control sobre los gustos y caprichos y debilidades de su organismo. Ahora se les llama adictos. Hasta hace un tiempo se les llamaba viciosos.

Y muchos de ellos no consideran viciosa su conducta, aunque hablan con frecuencia de que hacen "lo que les da la gana". O dejan de hacer lo que muy bien saben que es correcto y necesario hacer, porque "no tienen ganas de hacerlo".



Aquí debo decir que todos tenemos vicios. O digamos, casi todos.

Yo tengo más de uno. Y quizás más de dos. Eso si, los tengo "bajo arresto". Un arresto renovado cada nuevo día. A eso es a lo que llamo dis ci pli na. Los vicios nunca se vencen. Se arrestan. Esto lo he aprendido de Los Alcohólicos Anónimos. Y lo he confirmado con mi experiencia de cada día. Con mi lucha de cada día, podría decir.



Aquellos versos de mi escuela primaria decían: "Árbol que crece torcido, nunca su tronco endereza, QUE SE HACE NATURALEZA el vicio con que ha crecido". Aquel educativo poema, que, indudablemente, iba dirigido a niños y adolescentes, concluía diciendo: "Con este ejemplo advertido, malas costumbres no adquieras, que a fuerza de repetirlas, ya no podrás corregirlas, cuando corregirlas quieras". (Me preocupa ver fumando a niñas y adolescentes.


Y no crean que, precisamente, me preocupan mayormente ellas. Es que ya conocemos lo difícil de dejar que es este vicio, y los médicos nos alertan del daño que hace a su feto la fumadora. Las estadísticas nos dicen que una buena parte de estas chicas resultarán preñadas. Me pregunto, si las que opten por tener su niño tendrán la suficiente destreza para dejar su vicio en beneficio de su niño por nacer).



No caben dudas que el autor de estos versos no era un optimista, como suelen ser los que trabajan ayudando a otros en cambios de conducta o en conversión. Si... hoy se pueden corregir malas conductas. Y para ello existen, en este momento muchos recursos.



Desde los grupos de apoyo, hasta aparatos y drogas. Y, por supuesto, también psiquiatras y psicólogos. Pero... esas ayudas serán útiles, vendrán luego que el vicioso adelante su muy importante Primer Paso: reconocer que necesita cambiar. Aceptar que puede cambiar.



Un abrazo



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